Se apagaron las luces y apareció él. Elegante, señorial, carismático. Todo un maestro de ceremonias dispuesto a hacer disfrutar a todo el público cordobés que se reunió en La Axerquía un sábado noche para disfrutar de la música.
La primera tanda de canciones vino de la mano de aquellas que componen su último disco Sonríe porque estás en la foto. La canción que comparte nombre con el disco fue la encargada de dar el pistoletazo de salida, poniendo a todo el público en pie desde el primer minuto.
Y es que el público de Dalma es, sin duda, uno de esos públicos fieles y entregados que no dejan indiferente al que está subido en el escenario.
Le hacían llegar rosas desde abajo y él las recogía con todo el cariño del mundo, como si fueran las primeras que le habían regalado. Por supuesto, también cantaban con él cada canción. Y es que muchas de las que este sábado por la noche sonaron en La Axerquía eran canciones junto a las que muchos de los allí presentes aseguraban haber crecido. Letras y ritmos junto a los que han vivido toda una vida que esta noche volvieron a recuperar.
[–>«Resumir 35 años es difícil, dificilísimo y tampoco queremos aburriros ni ser muy pesados», comentaba el cantante entre bromas y risas a un público que habría estado toda la noche escuchándole.
Y así dio paso a la segunda parte del concierto, con clásicos de su discografía como El verdadero amor, Solo para ti o Suerte, con los que el público ya enloqueció por completo.
También quiso hacer un repaso por la bella Italia en una muy cuidada selección de canciones en las que repasó los tres volúmenes de Vía Dalma, esos discos que tantos alegrías le han dado a lo largo de su consolidada carrera. Y es que este fue sin lugar a dudas el momento álgido de la noche, en el que el propio Dalma estaba tan arriba con el calor del público que se bajó del escenario para cantar algunas canciones entre ellos y sentirlos más de cerca.
Sergio Dalma ‘smiles’ with Córdoba at the La Axerquía theatre
El cantante se mantuvo enérgico y cercano durante todo el concierto, mostrando su agradecimiento en todo momento. También tuvo tiempo para agradecer a toda la organización y a la increíble banda de músicos que le acompañan y que, sin duda, estuvieron a la altura de un concierto de este calibre.
Galilea sonó por todo lo alto, haciendo temblar La Axerquía y al unísono de las voces del cantante y su público cordobés, que acompañaba con palmas y levantados de su asientos saltando y disfrutando.
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Y así, todos juntos, le pidieron a la luna, y bailaron pegados, y consiguieron crear nuevos recuerdos junto a viejas canciones que ya son historia de la música en España.
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