Hartos de los carteristas, los guías de Córdoba han recurrido a los silbatos para alertar de su presencia a los turistas que visitan las inmediaciones de la Mezquita-Catedral y la zona Patrimonio de la Humanidad. «Hasta ahora, alertábamos a los grupos antes del comienzo de la visita, incluso en correos electrónicos previos, de que debían llevar sus mochilas por delante y andar con mucho cuidado, y si durante la charla veíamos a algún carterista gritábamos eso de: ¡Pickpocket, pickpocket! Ahora hemos pasado al silbato a ver si es más eficaz. Sabemos que es algo anecdótico, que quizá no sirva de nada, pero hay que hacer algo».