Era el gran favorito a subir a lo más alto del podio tras hacerlo en Tokio. La presión parecía ser su único gran enemigo en una prueba ten exigente como los 5000 metros, pero ni ello fue suficiente. Yassine Ouhdadi se exhibió en el Stade de France con una demostración de poderío y de superioridad aplastante, sobre todo en los últimos 800 metros.
Aguantó rezagado entre medio del grupo hasta que a tres vueltas del final empezó a romper el ritmo, dejando atrás a todos sus rivales excepto al australiano, que pude aguantarle el ritmo hasta el toque de campana. Para entonces, un último cambio del atleta español fue demoledor. Recorrió prácticamente la última vuelta con el oro ya en sus manos, poniendo de pie al público que una vez más, llenaba el estadio.
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Acabó por los suelos celebrando un triunfo incontestable, justo antes de recoger a su hijo y volver a recorrer todo el tartán de su mano celebrando su segundo oro paralímpico. Emoción desbordada para un Yassine Ouhdadi que llegó a París con una doble intención; el oro en 5000 metros y la medalla en los 1500. Primer gran paso cumplido.
De Marruevos a Tortosa
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Yassine Ouhdadi, que nació con cataratas no operables en ambos ojos, sufre una ceguera total en el izquierdo y una parcial en el derecho.
Llegó a España procedente de Marruecos cuando tenía seis años junto a sus padres y sus ocho hermanos y se instalaron en la localidad tarraconense de Tortosa, en la que su familia abrió una tienda de alimentación.
Estudió hasta los 15 años pero lo tuvo que dejar para ayudar en casa, aunque no le importó demasiado, ya que le costaba mucho al no poder leer los papeles con facilidad.
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El atletismo llegó a su vida a finales de 2014. Primero como una actividad más de ocio practicándolo por la montaña y el asfalto. Su talento no pasó desapercibido para el Comité Paralímpico Español, que lo reclutó para formar parte del equipo nacional, con él se ha proclamado ya bicampeón del mundo y bicampeón paralímpico..
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