El Gobierno entra en campaña contra ERC y Junts y sube el tono frente a su “camino a ninguna parte”. Después de recurrir al Tribunal Constitucional la tramitación de la ILP del Parlament para declarar la independencia, el Ejecutivo se erige como muro de contención frente a las tentativas de volver a “generar expectativas” sobre lo que considera vías fracasadas del pasado. “No vamos a mirar hacia otro lado, como hizo Mariano Rajoy, y dejar que las cosas transcurran”, ha argumentado la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, en referencia al recurso al TC aprobado este martes en el Consejo de Ministros. Durante una entrevista en RNE, Montero ha avisado a quienes son también sus socios de investidura que “no vamos a permitir ningún alejamiento del orden constitucional”.
Con los partidos independentistas recuperando las posiciones de máximos, desde el Gobierno han optado por pausar sus relaciones con ERC y Junts hasta pasar las elecciones del 12 de mayo. Por un lado, por las dificultades de sacar adelante acuerdos en este contexto de mayor confrontación política. Por otro, para poder entrar igualmente en campaña e impulsar a su candidato en Cataluña, el líder del PSC, Salvador Illa. Montero ha contrapuesto el modelo de los partidos independentistas, que asocia con el pasado y “un proceso que termina en ninguna parte”, frente al del Illa que miraría al futuro y a las cosas del comer.
Los independentistas, ha lamentado Montero en clave electoralista, “se aferran a situaciones que espero que los electores dejen atrás”. La apuesta de Illa la ha asociado al futuro, pero también a recuperar el potencial económico de este territorio antes del ‘procés’. En un escenario donde no caben las mayorías absolutas, según las encuestas, la también número dos del PSOE ha reconocido la necesidad de remar de la mano de otras fuerzas e incorporar al orden constitucional incluso a quienes no lo comparten.
Los socialistas siempre han negado que vayan a abrir la carpeta de la autodeterminación con los independentistas, sin bien consideran que se trata de una reivindicación legítima por parte de ERC y Junts. De ahí que no se cierren a que puedan acudir a las respectivas mesas de negociación pactadas en la investidura con esta propuesta de máximos, aun con el objetivo por su parte de ahondar en una hoja de ruta basada en la “normalización” y la agenda de la “convivencia”.
Cambio de ciclo
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El Gobierno busca aval de las urnas en Cataluña para justificar la cuestionada hoja de ruta del Ejecutivo tras los pactos de investidura y coger oxígeno de cara a las europeas. Sobre todo si, como confían los socialistas, logran “cerrar el ‘procés’” y “pasar página” con la ruptura de las mayorías independentistas.
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Un escenario con el que buscan neutralizar el plebiscito con el que pretende encarar Génova las europeas y, con ello, voltear el discurso sobre el desgaste por los acuerdos con los independentistas. Un efecto arrastre que elevan a “efecto moral” para encarar unos comicios presentados por el PP como una segunda vuelta de las generales para incidir en su discurso sobre la falta de legitimidad del actual Ejecutivo.